El sacerdote de origen tzotzil Marcelo Pérez Pérez, fue asesinado el 20 de octubre de 2024 en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, tras ser atacado a balazos al salir de una misa.
Diversas organizaciones civiles y religiosas exigieron justicia y un mayor compromiso de las autoridades para proteger a quienes se encontraban en riesgo debido a su labor en defensa de los derechos humanos.
El ataque reavivó las preocupaciones sobre la inseguridad en Chiapas, especialmente en zonas donde las tensiones entre grupos delictivos y defensores de derechos humanos han sido recurrentes.
Claudia Sheinbaum, presidenta de México, confirmó que se iniciaría una investigación para esclarecer el asesinato del sacerdote y aseguró que las autoridades estaban trabajando para identificar a los responsables y añadió que el gobierno federal colaboraría con las instancias locales para dar seguimiento al caso y pide que «ese crimen no quede impune«.
El asesinato generó indignación tanto a nivel local como nacional, la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) condenó el crimen y destacó la importancia del trabajo que realizó Pérez Pérez en la defensa de comunidades indígenas y su lucha contra la violencia en la región y señaló que contaba con protección desde hace nueve años.